Cartas por el Rector
Para reflexionar
Shakespeare School, consciente del momento en que vivimos en Ecuador y el mundo entero, frente a una realidad que no es nueva dentro de la historia de la humanidad, queremos invitar a todos ustedes y a quienes somos parte de la comunidad shakespeariana, a la reflexión de las reacciones que nos está dando esta pandemia.
El mensaje principal es cuidar la vida, pero sin dejar de pensar en los demás. No caigamos en las ideas primitivas de un estado psíquico primario de la siembra del miedo, porque ello sería retroceder en los valores que todos practicamos por un bienestar humano, solidario, incluyente y positivo.
Este virus convertido en pandemia, está instaurando la desconfianza entre todos nosotros y ha eliminado los saludos cariñosos y cordiales que equivocadamente nos está distanciando y pretende eliminarlos.
En esta ausencia obligatoria de no estar junto a los nuestros, viví en carne propia no estar junto a mi madre, quien el 20 de marzo cumplió 99 años. No tuve la dicha de abrazarla, mimarla, acariciarla y con ella dar gracias a Dios de la larga vida que tiene. El teléfono es el medio de comunicación, pero el contacto humano para nosotros es indispensable.
A todos nos corresponde como padres y madres, hacer entender a nuestros hijos, la realidad que estamos viviendo y las reacciones que debemos asimilar con entrega y visión de futuro.
Innegablemente nuestros chicos están asustados y a más de escuchar, sienten ansiedad y tensiones. Ellos nunca, ni nosotros, hemos vivido lo que estamos viviendo ahora, que genera inquietud, interpretaciones diversas y hasta mal humor, berrinches y rebeldía. Tenemos que aprender a vivir con estas reacciones propias de niños y adolescentes y establecer un diálogo constructivo, edificante, creativo y con visión de futuro.
Esta pandemia pasará y cuando termine, lo que debemos es precautelar la salud mental de nuestros hijos, que será mucho más importante que sus conocimientos académicos. En ellos quedará como un recuerdo de algo que nunca más les gustaría vivir.
Esta mañana, muy pero muy temprano, cuando voy al Colegio a saludar con el personal de seguridad que custodia la Institución y compartir un pan, vi una ciudad abandonada, nostálgica y triste, con uno de ellos recorrimos el Colegio y al ver las aulas cerradas, no escuchar el bullicio de los niños y no ver la pelota que corre, me invade una gran tristeza. Con uno de los guardias fuimos a los huertos, cosechamos lo sembrado por nuestros alumnos, observamos los árboles frondosos y tomamos los frutos que en abundancia producen; y, pensamos que sí estamos haciendo algo bueno por el planeta.
¿Cuánto tiempo más de esta paralización de actividades académicas tendremos? No lo sabemos.
Es por ello que estamos trabajando en un horario académico donde prevalecerán las clases virtuales y se disminuirá la carga de trabajos y tareas. En las próximas horas enviaremos el horario de cada grado y curso y les solicitamos de la manera más especial que sus hijos cumplan estas actividades de la manera más formal, responsable y participativa.
Lo que vivimos los ecuatorianos en especial, es una cuestión de vida o de muerte, y en esa premisa de amar la vida, invocamos a Dios para que nos cuide y nos proteja; y, que los actos de cada uno de nosotros, no sólo sirvan para nuestra supervivencia, sino también para la vida de los demás.
Afectuosamente,
Humberto