Información para la comunidad

Cuida tu salud mental ahora y siempre

Hace varias décadas, la Organización Mundial de la Salud definió a la salud como “un estado completo de bienestar físico, psíquico y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Los seres humanos somos seres sociales,
por lo que el aislamiento puede crear sentimientos de soledad o incluso depresión.
Nuestra capacidad de responder a la pandemia del nuevo coronavirus será
mejor si junto con la salud física, cuidamos de nuestro bienestar emocional.

1. Recuerda que siempre puedes elegir

 

De acuerdo a estudios realizados por la doctora Sonja Lyubomirsky, solo el 10% de la felicidad depende de nuestras circunstancias, pues la capacidad de adaptación hace que nos acostumbremos a ellas. El 50% de nuestro potencial de experimentar bienestar tiene que ver con nuestra disposición genética al optimismo y al pesimismo; y el 40% restante corresponde a las acciones que escogemos, los pensamientos que tenemos y las decisiones que tomamos.
Si sientes coartada tu libertad en esta emergencia de salud, recuerda estas palabras de Viktor Frankl, sobreviviente del Holocausto: “Todo puede ser arrebatado de una persona salvo una osa, la última de las libertades humanas: elegir la actitud personal en cualquier conjunto de circunstancias, elegir el propio camino.

2. Hazte consciente de tus emociones

El primer paso para tener un equilibrio emocional es conocer y aceptar lo que sentimos.
Con frecuencia juzgamos nuestras emociones y pensamos que algunas, como el miedo, el enojo o la tristeza, son inaceptables y no deberíamos sentirlas. Sin embargo, todas las emociones son humanas. Cuando tratamos de bloquear las emociones negativas pasan dos cosas: se hacen más fuertes o dejas también de sentir las emociones placenteras, pues las rutas por las que transitan las emociones negativas y las positivas son las mismas.
Una de las estrategias efectivas para favorecer el equilibrio emocional es el ejercicio de llevar un diario de emociones, pues así podemos darnos cuenta de que las emociones cambian, son temporales y coexisten. En un día podemos experimentar miedo, frustración o enojo, pero también alegría, diversión, amor, interés o serenidad.

3. Practica la gratitud

El primer paso para tener un equilibrio emocional es conocer y aceptar lo que sentimos.
Con frecuencia juzgamos nuestras emociones y pensamos que algunas, como el miedo, el enojo o la tristeza, son inaceptables y no deberíamos sentirlas.
Sin embargo, todas las emociones son humanas.
Cuando tratamos de bloquear las emociones negativas pasan dos cosas: se hacen más fuertes o dejas también de sentir las emociones placenteras, pues las rutas por las que transitan las emociones negativas y las positivas son las mismas.

4. Practica la atención plena

La atención plena o mindfulness nos ayuda a hacer un “reset” en nuestra mente, pues gran parte del estrés está causado por el arrepentimiento de lo que podríamos haber hecho en el pasado o por la ansiedad causada por el deseo de controlar eventos futuros.
La atención plena nos permite  entrarnos en el momento presente, sin juzgarlo, aceptándolo como es. Una de las mejores formas de hacerlo es concentrarnos en la sensación de la respiración por unos minutos, simplemente dejando que los
pensamientos vengan y vayan, sin juzgarlos.